Para hacer buen marketing no es necesario pensar a lo grande. De hecho, enfocar acciones hacia pequeños mercados o territorios muy concretos puede ser muy beneficioso. Y precisamente eso es lo que propone el micromarketing, una forma de trabajar que se dirige a entornos muy específicos y de un tamaño limitado.
Por lo tanto, el micromarketing podría definirse como ese conjunto de técnicas y acciones enfocadas a un grupo muy preciso de población. Por lo tanto, para elaborar cualquier estrategia de este tipo es imprescindible trabajar muy bien la segmentación y escuchar a los consumidores para entender sus necesidades.
Básicamente, se trata de un concepto que se posiciona en el extremo opuesto al macromarketing, que propone trabajar a gran escala. Tal y como explican desde Rockcontent, se trata de dos enfoques distintos pero complementarios.
Por un lado, el micromarketing ayuda a generar confianza, engagement y autoridad de marca. Aparte, por supuesto, de fomentar un mejor conocimiento de las necesidades de audiencias específicas. Por otro lado, el macromarketing maximiza el alcance y permite optimizar el tiempo para la creación de mensajes y de contenido.
Aparte de las ventajas, ambas opciones también tienen algunos contras. Como analizan desde Rockcontent, en el caso del micromarketing, una de sus desventajas es que requiere una gran inversión de tiempo y compromiso. Asimismo, es una metodología compleja porque es necesario tener grupos muy específicos y adaptar los mensajes para ellos. Por su parte, las desventajas del macromarketing pasan por el coste económico, el riesgo de ser asociado a marketing impersonal y que se mueve en espacios con mucha competencia.
Estos son los diferentes tipos de micromarketing
A la hora de entender cómo trabajar desde una perspectiva de micromarketing, es fundamental clasificarlo correctamente. Esto se debe a que se trata de una metodología que va a nichos muy concretos y la propia naturaleza de estos segmentos puede condicionar cada acción. En este sentido, desde Marketing directo distinguen algunos tipos como:
- Según la ubicación. En este caso, una empresa que trabaja en una localización concreta busca estrategias de carácter más local para alcanzar a esa población.
- En el puesto de trabajo. Estas campañas se enfocan a una tipología de trabajadores concretos. Por ejemplo, a aquellos que desempeñan el puesto de comercial o de técnico de marketing.
- Tamaño de empresa. En los entornos B2B también hay espacio para el micromarketing. Por ejemplo, las estrategias se pueden enfocar en función del tamaño que tengan las empresas.
- Lealtad a la marca. El micromarketing también puede servir para reforzar la relación con los clientes más fieles de una marca o producto. De esta forma, se les ofrece una atención personalizada y un trato más exclusivo.
- Recuperación de clientes. Además de para reforzar la fidelidad, el micromarketing también sirve para tratar de recuperar clientes que una empresa ha perdido o que quedaron insatisfechos en un momento concreto. En este sentido, trabajar el mood targeting puede ser de gran ayuda para conocer las emociones de los usuarios.
Tres pasos para crear una campaña de micromarketing efectiva
A la hora de crear una campaña de micromarketing es conveniente seguir unos pasos concretos para conseguir que sea efectiva. Desde la agencia de marketing Branch señalan tres:
- Definir la buyer persona. Este es el primer paso y también el más importante. Esto se debe a que es el momento de definir a los compradores. Si buscas generar una conexión muy directa con ellos, hay que conocerles bien.
- Planificar bien la campaña. Si se ha hecho bien el proceso previo de definición de la buyer persona, será mucho más sencillo planificar la campaña. En este momento, y con esa información sobre la mesa, hay que pensar: por dónde llegar hasta ellos, qué mensajes lanzar, etc. En este proceso creativo, la data puede ser una gran aliada.
- Ejecutar y analizar la campaña. Una vez que está todo listo, es el momento de ejecutar la campaña. Además, en esta parte del proceso es fundamental analizar el funcionamiento de la campaña y los resultados para poder mejorar en el futuro.
El micromarketing, en definitiva, propone humanizar el marketing y poner el foco en las personas. Una sencillez que, no obstante, no está reñida con aprovechar todas las ventajas de la tecnología para hacer estrategias más efectivas.
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