Hay muchas acciones que podemos llevar a cabo para tratar de frenar el cambio climático. Una de ellas es la producción y el consumo responsable. Algo que, además, está recogido en los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados por la ONU. Cumplir con este reto supone evitar el deterioro del medioambiente, aprovechar más los recursos y promover estilos de vida sostenibles. Por eso, la cultura de la reparación es ahora más tendencia que nunca.
En concreto, volviendo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, hay que poner el foco en el objetivo 12.5. En él se propone impulsar la reutilización y la segunda vida de los productos: “de aquí a 2030, reducir considerablemente la generación de desechos mediante actividades de prevención, reducción, reciclado y reutilización”. Y, en ese camino, la economía circular y el mercado de segunda mano tienen mucho que decir.
El ahorro potencial de CO2 gracias al mercado de segunda mano
Un buen indicador para evaluar el impacto que tiene la segunda mano en la lucha contra el cambio climático es el informe que publica anualmente Milanuncios bajo el título El efecto ambiental de la segunda mano. En su edición más reciente, correspondiente al año 2022, este estudio recuerda que la economía circular alarga la vida útil de los productos. Para ello, apuesta por la reparación, el reciclaje y la reutilización:
- Con el reciclaje se aprovechan materias primas de productos. Si esto no se hiciese, terminarían en la basura y habría que fabricar productos nuevos. Por lo tanto, al reciclar se reduce la cantidad de residuos generados.
- Reparación. Con ella, se arreglan y restauran productos a los que se les consigue dar una nueva vida.
- Reutilización. Los productos encuentran una nueva vida y utilidad en el mercado de segunda mano.
Con todo ello, tal y como explica este estudio, se consigue un importante ahorro potencial de emisiones de CO2. Concretamente, este ahorro potencial en 2022 en España fue de 922.557 toneladas de CO2.
Apostar por la reparación y otros hábitos de consumo sostenibles, clave para llegar a los targets más jóvenes
Cada vez son más los consumidores preocupados por el medioambiente. Una inquietud que es especialmente significativa entre los estratos más jóvenes. Y esto se traslada a sus hábitos de consumo. Algo que ya se puede percibir entre quienes pertenecen a la generación Z y que aún será más notable con la generación alfa.
Por eso, la cultura de la reparación, igual que la reutilización o el reciclaje, cada vez está más en boga. Ya en el año 2021, la consultora estratégica Zorraquino destacaba esta idea en su informe anual de tendencias. Así, destacaban, relacionado con esa apuesta por la reparación, seis ideas clave:
- Evitar una crisis de recursos. El crecimiento tanto de consumo como de población no es sostenible con el modelo de consumo basado en usar y tirar.
- Desvincular el crecimiento económico de la extracción de recursos primarios. Con esto, se conseguirían paliar las consecuencias ambientales de esta actividad.
- Tomar decisiones sostenibles. Impulsar la cultura de la reparación favorecerá el acceso a información veraz vinculada a la durabilidad de los productos para ayudar a las personas a decidir de manera más sostenible y consciente.
- Extender la vida útil de los productos. Este reto para los fabricantes también otorga una ventaja a pymes que no pueden competir en cuanto al precio del producto, pero sí en cuanto a calidad.
- Reutilizar, recoger, reciclar y reparar. Estas cuatro R devolverán al consumidor la propiedad de los productos que compra y favorecerán la economía circular.
- Proteger la tierra y los océanos. Por ejemplo, los desechos electrónicos están llenando tanto la tierra como los océanos de residuos a los que se suman otros problemas más conocidos como el del plástico.
El papel de las marcas
Esta misma consultora, en su informe de tendencias de 2024 sigue incidiendo en la creciente importancia de la sostenibilidad. Un entorno en el que las empresas de triple impacto están emergiendo como actores cruciales: “más allá de las ganancias, estas compañías adoptan una visión de negocio basada en la generación de valor económico, social y ambiental y buscan encontrar un equilibrio entre sus objetivos de rentabilidad y su responsabilidad hacia la sociedad y el entorno”.
Por este motivo, trabajar desde perspectivas como las que ofrecen el purpose marketing o el marketing sostenible va a dejar de ser solo una opción para las empresas. Y es que, para conseguir una economía circular y sostenible, las marcas, como un agente social más, tienen mucho que aportar. Una aportación que puede ir más allá de apostar por la calidad del producto, por impulsar el reciclaje o la reducción de residuos.
Asimismo, en la consecución de este reto, la tecnología puede ser una gran aliada. Ya no solo porque puede ayudar a optimizar y aprovechar mejor los recursos de una empresa. También, de manera global, herramientas como la inteligencia artificial pueden ayudar a la reforestación, la mejora del reciclaje o la limpieza de los océanos.
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