Quienes nos dedicamos a la publicidad digital somos conscientes del valor que tiene el vídeo. Un formato que, como consecuencia del creciente consumo audiovisual online por parte de los usuarios, cada vez tiene más peso en la industria publicitaria. En este contexto han aparecido nuevas formas de hacer publicidad como, por ejemplo, el shoppable video.
Este término se ubica bajo el paraguas de un concepto más amplio: shoppable media. Con él se hace referencia a contenido visual o audiovisual que se enriquece con el objetivo de atraer al usuario a un producto o servicio concreto.
Es decir, en el shoppable video se engloban dos de las grandes tendencias actuales en el sector: el vídeo online y el ecommerce. Por un lado, el vídeo online, que cada vez cuenta con más adeptos. Sin ir más lejos, el último estudio de IAB Spain sobre el tema apuntaba a que nueve de cada diez internautas entre 16 y 74 años en España consumen vídeo online.
Por otro lado, el ecommerce, que ya crecía a buen ritmo antes de la pandemia, ha ganado adeptos de manera exponencial desde marzo de 2020. De hecho, 25,8 millones de personas residentes en España afirman utilizar internet como canal de compra.
Así trabajan las marcas con shoppable video
Adaptar los formatos publicitarios al entorno digital es clave para llegar al usuario. En este sentido el shoppable video es un gran aliado porque permite acercar de una forma más interactiva cualquier producto o servicio.
Y, si bien es cierto que esta práctica cada vez es más frecuente, ya hay marcas que llevan practicándola mucho tiempo. Por ejemplo, la marca de moda Ted Baker lanzó en 2016, con la producción de un gran director como Guy Ritchie, este vídeo a través del que se podían comprar la ropa y complementos que aparecían en él, como se puede ver en este vídeo.
Un formato que la compañía inglesa ha seguido desarrollando tras esta primera incursión. El ejemplo más reciente se produjo durante las últimas navidades. En esta campaña, una landing page contenía el vídeo y, durante su reproducción, se daba la posibilidad de acceder al vestuario de los actores para adquirirlo.
Claves para llevar estas acciones a otro nivel
El shoppable video, desde luego, es un formato tentador. Lo tiene todo: es interactivo, apto para distintos públicos y dispositivos… Pero, para poder sacarle el máximo partido es importante tener en cuenta algunas claves:
- Aprovecha la data. La data puede ser una fuente de información muy valiosa, si se trabaja bien. Aprovechándola durante todo el proceso, puede marcar la diferencia en una campaña. Gracias a ella se pueden desarrollar acciones que vayan en mayor sintonía con la audiencia. Además, evaluar los resultados y ponerlos al servicio de campañas futuras ayudará a mejorar su funcionamiento.
- Conoce bien al usuario. Una parte primordial de este análisis de datos pasa por el usuario. ¿Qué le interesa? ¿Cómo interactúa con el contenido? Dar respuesta a estas y a otras preguntas y aplicar las conclusiones en el desarrollo de la campaña puede ser un elemento diferencial.
- Crea contenido relevante. Una de las consecuencias de este trabajo previo tiene que ser la creación de contenido relevante. Hacer contenido de calidad y atractivo para la audiencia es imprescindible para atraer su atención.
- Cuida cada detalle de la experiencia del usuario. Todos estos tips al final tienen una misma base: poner al usuario en el centro. Trabajar desde una perspectiva user centric es cada día más necesario si se quieren alcanzar los objetivos marcados y, sobre todo, si se quiere crear una relación con el público que vaya más allá de una mera transacción.
¿Qué impacto tiene en el negocio el uso del shoppable video?
No hace falta hacer comprobaciones muy sesudas para entender que el shoppable video, bien ejecutado, puede ser una herramienta tremendamente útil para las marcas. Aún así, desde Big Data Social señalan seis impactos positivos que produce en las empresas el uso de los shoppable videos:
- Nuevos clientes. Dar pie a que los usuarios te conozcan de una forma diferente, más interactiva y atractiva, se traduce en la atracción de nuevos clientes.
- Incrementar el valor medio de los pedidos. Impulsar la venta adicional y la venta cruzada con un shoppable video fomenta un incremento en la cuantía de los pedidos.
- Mejorar la interacción entre marca y consumidor. Se incentiva la venta directa y, además, se puede obtener más información sobre los intereses del usuario.
- Enganchar a la audiencia. Uno de los temores frecuentes para las marcas es que su anuncio no sea visualizado correctamente. Esto se puede dar, entre otras causas, por el uso de ad blockers o simplemente porque no se consigue llamar la atención del usuario. Apostar por contenido de calidad y que aporte valor ayuda a minimizar esos riesgos.
- Diferenciarse. Estas estrategias pueden marcar la diferencia y, con ello, dan la posibilidad a las marcas de ponerse un paso por delante de la competencia.
- Conocimiento de usuario. El análisis de estas campañas en tiempo real permite obtener información de valor que se puede aprovechar para afinar más los mensajes que se lanzan en ese y otros contextos.
Viendo sus ventajas y en un contexto en el que el ecommerce y el vídeo online son tendencias al alza, es esperable que los shoppable videos cada vez se conviertan en una estrategia más recurrente y que, a buen seguro, dará muchas alegrías a las marcas.
¿Conoces la newsletter mensual de publicidad y marketing digital de Adevinta? ¡Suscríbete aquí y no te pierdas las novedades del sector!