En un mundo competitivo es imprescindible saber diferenciarse. Y para marcar la diferencia hace falta innovar. Para abordar ese proceso de creación y desarrollo de nuevas ideas hay muchas metodologías. En los últimos años, una de las que ha cogido más fuerza es el design thinking.
Bajo el paraguas de la innovación se agrupan muchos conceptos. Por ejemplo, en este blog ya hemos hablado de la innovación abierta, de la innovación disruptiva o de la innovación sostenible.
Lo que propone el design thinking o pensamiento de diseño es una innovación centrada en las personas. De hecho, desde Design thinking España la definen como “una metodología centrada en el usuario y orientada a la acción” que tiene el objetivo de dar soluciones a problemas que se diagnostican en un determinado marco de trabajo.
Por su parte, desde Eserp ponen en valor su adaptabilidad. Destacan que se trata de una metodología que no solo permite crear productos innovadores, sino que ayuda a fomentar la cultura de la innovación. En definitiva, desde una perspectiva user centric, permite abordar desde problemas normales a retos más complejos o de carácter estructural.
¿Cuáles son las características del design thinking?
Que el design thinking se haya convertido en una herramienta tan popular no es casualidad. Hay una serie de características que le han permitido marcar la diferencia y convertirse en la fórmula de innovación preferida por muchas empresas. Por ejemplo, desde HubSpot destacan cinco características del design thinking:
- El usuario es el centro. Una de las claves de esta metodología es que durante todo el proceso el usuario está en el centro. Por eso, y como veremos más adelante, la empatía es el punto de partida de este proceso.
- El proceso de innovación es divertido. Por el tipo de herramientas que usa, así como por la implicación que requiere de todos los equipos y creadores, el design thinking se convierte en un proceso divertido. De hecho, tal y como destacan desde HubSpot, esta herramienta está pensada “para que la innovación sea como un juego, no una serie de pasos rígidos”.
- Fomenta la colaboración constructiva. Con el pensamiento de diseño se busca generar sinergias para aprovechar las cualidades de todos para llegar a la mejor idea posible y desarrollarla con éxito.
- Bebe de la curiosidad y de la creatividad. La creatividad es una habilidad necesaria en cualquier ámbito de la empresa. Y el pensamiento creativo se impulsa con la curiosidad. El trabajo que implica esta metodología de innovación ayuda a mantener vivas tanto la curiosidad como la creatividad.
- Permite las iteraciones. El pensamiento de diseño deja espacio para repetir, explorar nuevos caminos o eliminar errores.
Las 5 fases del design thinking
El proceso de design thinking pasa por cinco etapas diferentes que implican las siguientes acciones: empatizar, definir, idear, prototipar y probar.
- Empatizar. Es el punto de partida de cada proyecto de design thinking. Si el usuario es el centro, lo primero de todo es escucharle y saber ponerse en su lugar.
- Definir. Una vez que se ha hecho el ejercicio de empatizar con la persona o colectivo a la que va destinada la innovación, el siguiente paso es el de recopilar y analizar la información. De todos esos datos deben extraerse los principales problemas que se han detectado.
- Idear. En esta fase es habitual hacer un brainstorming para compartir todas las ideas que puedan ayudar a resolver el problema.
- Prototipar. La cuarta fase es la de dar forma a las ideas que han surgido en el punto anterior. En este momento es clave no dejar de experimentar. No es necesario dar con el diseño perfecto, sino que prima dar forma a las diferentes soluciones que se han planteado.
- Probar. Por último, es el momento de poner a prueba las diferentes soluciones que se han desarrollado y analizar el resultado hasta llegar al producto final.
Los beneficios del design thinking
Fomentar los procesos de design thinking dentro de una organización puede ser muy ventajoso para las empresas. Desde EAE Business School señalan cinco beneficios del design thinking para las empresas:
- El centro de la cadena de valor es el cliente. Como hemos visto, el pensamiento de diseño gira siempre en torno al usuario. Por lo tanto, cuando las empresas trabajan y desarrollan nuevas ideas desde esta perspectiva consiguen poner a sus clientes en el centro de la cadena de valor.
- Los problemas se convierten en oportunidades. Al hacer un proceso de análisis y detección de problemas, se consigue darles una nueva dimensión, ya que empiezan a ser vistos como una oportunidad para la empresa.
- Se reducen los riesgos. El design thinking también permite reducir riesgos. Esto se consigue porque tiene en cuenta todas las aristas del problema a la hora de buscar una solución.
- Es ideal para trabajar en equipo. Cuando las empresas quieren fomentar el trabajo en equipo o las sinergias interdepartamentales, el pensamiento de diseño es tremendamente útil.
Teniendo en cuenta estos beneficios, no es de extrañar que cada vez más empresas estén apostando por buscar la innovación que les permita diferenciarse del resto a través del design thinking.
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